MIS RELATOS CORTOS
David Campos Sacedón

Mi refugio

Mi refugio

Estrellas en el cielo, olor a rosas, caricias, risas traviesas, el sonar de la marea en la orilla, mi canción favorita, un paseo por la playa, un caluroso abrazo, un jardín en flor, cantos de sirenas, calor en invierno, brisa de verano, un guiño, una sorpresa, luz de luna llena, un lago en calma, un arco iris, un valle verde y fresco, el rumor de un riachuelo, una aurora boreal, sonrisas y lágrimas, un primer beso, un beso de despedida, sus dedos en mi cuello, una llamada inesperada, el susurro de mi nombre con su boca, el danzar de su vestido al son de la primavera, su despertar, sus ganas, sus prisas, sus “no me importa”, sus delicadas manos, nostalgia, infinito, un paño en mis heridas, olor a lluvia reciente, sus manías, sus ganas de vivir, su manera de ser, su fuerza para los demás, su inagotable energía hacia mí, su frágil mirada, su sedosa tez, el vaivén de sus pestañas, sus escarlatas mejillas, un viaje sin fin, un oasis en medio del desierto, mi pequeño paraíso, añoranza, un “no pierdas la esperanza”, un apoyo constante, un dar sin recibir nada a cambio, cariño, anhelo y deseo, el runrún de las gotas de lluvia desde la cama, una puesta de sol, lealtad, amistad, detalles, correr bajo la tempestad, una historia emocionante, el caer de la arena entre los dedos,  una estrella fugaz, apreciar el roce del viento en tu piel, el aleteo de una mariposa, el cobijo del fuego en una noche de invierno, recuerdos de infancia, un nudo en mi garganta, nuestro juego favorito, aquellas calles de Madrid, nuestro reflejo en el agua, su peculiar manera de ser diferente, mi temblar al verla, nuestra verdad, la mayor de las alegrías, aquella noche loca, el creer en lo distinto, la confianza más noble, sus bromas, notas de piano, el son del sur, su fragancia preferida, la costa al amanecer, la insólita sencillez, su extraordinaria humildad, su empeño de pasar desapercibida, un océano, el deslumbrar de Venus, el despertar sabiendo que aún puedes seguir durmiendo, volar, esencia a jazmín, ese delicioso postre, su particular parpadear, el olor de las hojas de un libro nuevo, una siesta a la orilla del mar, los rayos del Sol en un día de invierno, el azar siempre positivo, sus inmensos ojos, tranquilidad, pasión, nosotros, mi refugio…

 

 

…es lo que veía y sentía cada vez que contemplaba sus ojos…

 

David Campos

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